Péndulo

Estatua de sueño liviano
descansa en constante alerta
por si acaso se hace inminente la huida

pasa un avión justo encima de mi casa
y parece que todos se rompe al instante
que vuelvo a encontrarme en las alturas vertiginosas de los años cortos

(en los toboganes monstruosos de las plazas del barrio
en las cabeceras lustradas de las camas de dos piezas
en la mesa áspera de material fijada en el patio
en la escalera infinita de la casa de mis tíos
donde el aire parecía correr a diez mil pies de altura
y todo lo que no le pertenecía a mi cuerpo lucía diminuto)

pero el ruido crispante se lo llevan las alas
como siempre que pienso que esta vez es la caída/ y me equivoco
porque para reconocer el sonido de un avión partiéndome el cráneo
ya deberían haberse quebrado antes las tejas
ya debería haberse quemado la luz anaranjada del techo
ya deberían estar gritando los vecinos
ya debería sentir el calor de la turbina entre los ojos
y nada de esto ha sucedido todavía

y es imposible reconocer la llegada de algo que queda por darse
porque hay verdades a las que solo se llega
segundos antes del último pestañeo
que se desmarcaran a risa suelta
cuando nos ven queriendo pedir ayuda
y se desnudan en nuestra cara
para asegurarse de morir deprisa
a la par de lo que queda de nuestras piezas calcinadas

porque hay respuestas a las que solo se llega
cuando olvidamos todas las preguntas:
el olor a sangre hervida
el sonido de la carne al desgarrarse
el roce del arañazo por el revés de la piel
el quiebre de un parabrisas estampando contra huesos
el paradero de los oasis acuosos de nuestro cuerpo

el cuerpo se esfuma cargado de dudas
fósiles de preguntas que medulizan la vida
en la que lo que más deseamos
es tener la manzana entre las manos
hacer foco entre vaho de las noches nubladas
rescatar del sueño lo primero que se olvida
desenmarañar el lenguaje eléctrico de las neuronas
aflorar un ojo de Horus que nos cuide las espaldas
sostener un péndulo y esperar a que nos conteste
que sí (trazando un círculo)
que no (subrayando una recta)
para recién ahí preguntarnos
qué sentido tienen las respuestas
cuando el espacio espeso que nos rodea
es una piscina llena de sudor negro.


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