No son tus ojos los ojos del
mundo
rey de las bestias
tu mapa es el reflejo de
alguna pecera
nuestro tacto un vidrio
barnizado de saliva
cuadrúpedo de manos
estrelladas
qué grato saberte animal a
pesar de todo
que mastiques con tus muelas
de acero
todo lo que entra en tu boca
sucia
todo lo que se pretende inerte
¿de qué estoy hecha -sino de
un manto de carne-
que tu mandíbula se bloquea
cuando me abro paso?
si nunca lograra penetrar tus
fauces
si todas las baldosas de tu
ciudad
estuviesen marcadas por el
orín de tus mascotas insomnes
existe aún un cauce de
encuentro
en el punto
donde mi margen esconde una
falla
no soy tan pequeña como tu
mano en puño
guardo salones en los que
entrarías entero
sin tener que encorvarte o
agachar la cabeza
no es necesario que partas
sigiloso
hacia
el fin de la especie:
donde coinciden
mis sombras y mis caras
desaparezco
yo solo busco hacerte correr
la sangre por ambos circuitos
al paso de todos los
días-todos los días-todos los días
acechando en tu jaula
esperando el ataque de un
mamífero separado de su jauría
pero las sombras, pelaje gris,
son tu templo frío
porque los animales encerrados
en el tiempo
no se distraen con escapar
algún día.
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