Ribolucusario y otros agujeros donde sedentar

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Haiku IV

septiembre 05, 2016

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Cuando se enredan
chillan las luces rojas
en nuestras lenguas.

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Haiku I

Son suficientes diecisiete sílabas para decirte.

Los silencios a oscuras me hacen traerte, una extendida vez, al asiento de al lado y lo mas cerca que estoy de Viena se titula "La psicología de los procesos oníricos"; lo mas cerca que podre estar tuyo a través de esta génesis regresiva acumulando en los momentos vacíos todos los deseos que no se realizaran en tiempo perto; llenando el silencio con lo que tengo ganas que diga como la luna medio llena en medio de la ruta iluminando -donde busca verse- cualquier bordeado de casas o de arboles perdidos en la llanura para no sentirse tan sola.

Ol(v)ivo

No sé cuándo voy a arrancar a caminar más liviano, sin la sobremesa a cuestas, sin el idioma parafraseado, con la lentitud de los domingos, de la paciencia bruta de la marea a las seis de la mañana, dándole a los músculos que contornean las plantas de los pies un respiro, una vereda de baldosas de goma eva, un tate quieto, silencioso, entre los valles donde se encuentran los dedos, donde se tensa la nuca y las proyecciones desmedidas: las casas que moldeare a mi propia escala los atriles que adornaran mis letras, los cascos que no dejarán que se me escape la cabeza por las plazas que se guarden regadas, por los salones para los mal dotados de furia, por las agujas cosiendo los labios bermejos, por la entrepierna fría de un micrófono abierto. Hoy me llevo puesta toda la maleza que cerca estrecha la cadena de aire y respiro apretando las palmas hinchadas que sostienen apenas una gota de lluvia a punto de caer en mi charco-espejo, en m

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