Mateo

Todos creen en la silueta que propagas de inocente fidelidad pero no te han visto gritar cuando algo te aprieta los tobillos y, sin saberlo, sabes que está mal. Entonces escapas, te alejas, pero miras para atrás como esperando que alguien venga detrás de ti... aunque también de vez en cuando ojeas tu delantera para no caer y te tienta el seguir alejándote pero con el fin de conocer. Y es ahí cuando tus ojos temerosos vuelven al comienzo y observan que alguien sí estaba a tus espaldas, protegiéndote... se supone de no caer pero yo sé que, detrás de tu perfecta máscara de niño, pequeños pies ansían correr… y aterra.

Comentarios